
Desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca, el 20 de enero de 2025, su promesa de »acabar con las ciudades santuario» se ha convertido en una de las batallas que más ha dividido a Estados Unidos.
Han pasado apenas un poco más de tres meses y estas jurisdicciones —que limitan su cooperación con las autoridades migratorias federales— ya están en la mira de una ofensiva sin precedentes, lo que ha desatado choques legales y un clima de incertidumbre para millones de inmigrantes.
¿Qué es una ciudad santuario?
Aunque no existe una definición legal clara, el concepto de «ciudad santuario” podría definirse como:
- No entregar indocumentados al Servicio de Control e Inmigración de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) solo por su estatus migratorio.
- Prohibir a la policía local preguntar sobre documentos a inmigrantes.
- Ofrecer servicios básicos (salud, educación) sin discriminar a quienes permanecen en el país de manera indocumentada.
Quienes promueven y defienden las ciudades santuario afirman que de esa manera se integra a los migrantes y se reduce la criminalidad. Pero la administración Trump, por otro lado, afirma que son «imanes para ilegales» y que ponen en riesgo a los ciudadanos.
El plan de Trump contra las ciudades santuario
El segundo mandato de Donald Trump se ha caracterizado por una campaña de presión contra estas ciudades como:
- Ahogo financiero: en febrero de 2025, Trump firmó una orden ejecutiva que bloquea ayudas federales a ciudades que no colaboren con el Servicio de Inmigración y control de aduanas de Estados Unidos (ICE), lo que afecta programas de salud, vivienda y seguridad pública. Pero este ahogo, fue frenado el 24 de abril por un juez de California que le prohibió a Trump negar o condicionar los fondos federales a las ciudades santuario que no cooperen con inmigración.
- Amenazas legales: El 21 de abril, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ por sus siglas en inglés), demandó a Nueva York —un estado gobernado por demócratas— por «obstaculizar» las deportaciones. La administración Trump advirtió que otros estados podrían seguir.
- Redadas selectivas: ICE ha intensificado operativos en ciudades santuario, enfocándose primero en inmigrantes con antecedentes penales, pero las comunidades reportan detenciones arbitrarias que generan pánico, por ejemplo, hacia estudiantes.
El más reciente golpe de Trump contra las ciudades santuario
El 28 de abril, Trump emitió una orden ejecutiva contra las ciudades que no colaboren con deportaciones de migrantes indocumentados, se incluyen medidas como una «lista negra», castigos económicos y mayor control a ayudas sociales.
1. La lista negra: en 30 días, el gobierno publicará una lista oficial de ciudades que no colaboren con la deportación de indocumentados. Serán marcadas como «jurisdicciones que obstruyen la ley migratoria».
2. Los castigos serán el recorte de fondos federales; contratos y ayudas económicas se suspenderán o cancelarán para estas ciudades. Incluso, el gobierno podría demandarlas.
3. Mayor auditoría a los subsidios y ayudas públicas (como vivienda o alimentos) para migrantes indocumentados en Ciudades santuario, verificando el estatus legal de quienes las reciben.
Ciudades santuario en pie de guerra: cómo enfrentan las deportaciones de Trump
En respuesta a la dura política migratoria de la administración Trump, varias de las ciudades «santuario» han tomado medidas para proteger a migrantes indocumentados. Con acciones que van desde guías en diversos idiomas hasta protocolos especiales en escuelas y hospitales, estas jurisdicciones especiales buscan proteger a los migrantes de redadas y deportaciones. Estas son algunas:
Manual de supervivencia para inmigrantes
Ciudades como Chicago, Denver, Los Ángeles y Washington han distribuido folletos y adelantado talleres para informar a los inmigrantes sobre sus derechos y cómo actuar si agentes migratorios irrumpen en sus hogares o lugares públicos.
- En Chicago, las escuelas tienen órdenes estrictas: no colaborar con ICE a menos que presenten una orden judicial. Además, han repartido guías legales a familias vulnerables.
- El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, defiende estas políticas, argumentando que “si los migrantes temen a la policía, no denunciarán crímenes, poniendo en riesgo a toda la comunidad”.
Denver: entre la solidaridad y la polémica
Esta ciudad recibió más de 42.000 inmigrantes enviados desde Texas – donde no existen ciudades santuario- en un intento por presionar a las ciudades que si protegen los derechos de estas personas. Pese a las tensiones iniciales, las autoridades locales lograron reubicarlos y, según el alcalde de esa ciudad, Mike Johnston, incluso redujeron los índices de criminalidad.
Johnston admitió que hubo temores iniciales, pero insistió en que los recién llegados »no son diferentes a nosotros». Por otro lado, Denver también implementó un plan para manejar las redadas de ICE, aunque dejó claro que no ayudarán en deportaciones, excepto en casos de delitos graves.
California: la trinchera de la resistencia
Los Ángeles y San Francisco, ambas ubicadas en California y dos de las ciudades más emblemáticas en esta lucha, aprobaron leyes que prohíben a sus empleados colaborar con ICE.
- En Los Ángeles, las escuelas públicas se declararon «zonas seguras» para familias migrantes, independientemente de su estatus legal.
- Mientras, en San Francisco, las autoridades locales han desafiado abiertamente al gobierno Trump, negándose a participar en operativos migratorios.
Nueva York: ¿un santuario debilitado?
Aunque Nueva York ha sido un bastión de protección para inmigrantes desde 1989, el actual alcalde, Eric Adams, ha mostrado una postura más ambigua.
Durante una audiencia en el Congreso, Adams recibió críticas de demócratas por su acercamiento a figuras clave de la política migratoria de Trump, aunque aseguró que no hubo acuerdos secretos, su tibieza ha generado desconfianza entre la comunidad migrante.
Mientras tanto, las escuelas neoyorquinas entrenan a su personal para responder a posibles incursiones de ICE, aunque la ciudad mantiene (por ahora) su estatus de santuario.
En general, las ciudades santuario insisten en que sus políticas no protegen a delincuentes, sino que evitan que familias trabajadoras sean separadas por deportaciones injustas. Sin embargo, la administración Trump las acusa de desobedecer la ley y poner en riesgo la seguridad nacional.
Con batallas legales en curso y comunidades migrantes en alerta, el conflicto está lejos de terminar. Mientras Trump impulsa deportaciones masivas, estas ciudades se preparan para seguir resistiendo.
¿Qué puede pasar ahora?
El abogado de inmigración Héctor Quiroga, de Quiroga Law Office, PLLC, afirma que podrían darse varios escenarios en medio de la arremetida de Trump hacia las ciudades santuario:
“Pueden venirse más demandas, justamente ciudades como San Francisco podrían llevar al gobierno federal a los tribunales, a esto se suma la presión económica que ha venido impulsando la administración Trump, si corta más fondos los servicios sociales en ciudades estas se verán seriamente comprometidos”.
Mientras tanto, para millones de indocumentados, la vida se ha convertido en un juego de azar.
El conflicto entre Trump y las ciudades santuario está lejos de terminar. Con batallas legales en curso y comunidades migrantes en alerta, este enfrentamiento sigue dividiendo a los Estados Unidos y ha volcado las miradas del mundo. ¿Logrará Donal Trump imponer su política migratoria, o las ciudades santuario resistirán?