Inmigrantes en Estados Unidos denuncian más delitos y cometen menos crímenes, te cuento todos los detalles en esta investigación
Contenido
A pesar de que la evidencia muestra que los inmigrantes en Estados Unidos denuncian más delitos y cometen menos crímenes, persisten aún prejuicios sociales que los estigmatizan como una amenaza para la seguridad.
Esta contradicción se explica principalmente por factores que han ido en constante crecimiento en EE. UU. como la xenofobia y el racismo. Muchos inmigrantes, en especial los latinos y afrodescendientes, son juzgados no por su comportamiento real, sino por estereotipos que los vinculan con la criminalidad, informalidad o la supuesta carga para el estado.
Este panorama no es del todo nuevo, pero si se ha fortalecido en los últimos meses, en parte gracias a la narrativa que existe entorno a su presencia y que se alimenta de tres dimensiones: la racial, que criminaliza a comunidades no blancas; la económica, que los presenta como rivales por empleos o recursos; y la cultural, que los acusa de no integrarse o de alterar la identidad nacional.
Por ello, mientras los datos revelan que los inmigrantes reducen las tasas de victimización y aumentan la cooperación con la justicia, las narrativas de miedo y exclusión ganan mayor terreno.
No hay que ir muy lejos para encontrar relatos en esta línea, Karoline Leavit, secretaria de Prensa de la Casa Blanca, afirmó hace algunos días que “Hay crimen en todos los estados, pero el mayor crimen está en ciudades que están dirigidas por demócratas. Si se observa la lista de las 20 principales ciudades de alto crimen en los Estados Unidos, cada una, con excepción de Luisiana, está dirigida por un demócrata”, esto sin ningún tipo de soporte estadístico y tal vez haciendo alusión a muchos estados denominados “santuario” en donde las leyes son un poco más flexibles para los inmigrantes.
Para muchos líderes Demócratas como el alcalde de Nueva York, Eric Adams, la clasificación de ‘ciudad santuario’ no significa que estos territorios sean refugio seguro para criminales violentos, sino que muchas de sus políticas construyen confianza, al alentar a los inmigrantes indocumentados a denunciar delitos y buscar ayuda sin temor a ser deportados.
¿Qué dicen las cifras sobre delitos en Estados Unidos?
Durante décadas algunos sectores en Estados Unidos han insistido en asociar la inmigración con criminalidad. Sin embargo, un estudio que conocimos publicado recientemente por el Cato Institute y que está basado en datos de la Encuesta Nacional de Victimización Criminal (NCVS) donde se analizan 6 años de comportamientos, nos muestra un panorama muy distinto.
Los inmigrantes no solo tienen menores tasas de victimización violenta, sino que además son más propensos a denunciar los delitos, ayudando a construir comunidades más seguras. (https://www.cato.org/policy-analysis/immigrants-cut-victimization-rates-boost-crime-reporting#immigrant-victimization-rates)
Entre 2017 y 2023, los inmigrantes tuvieron un 44 % menos de probabilidades que los nacidos en EE. UU. de ser víctimas de delitos violentos. La diferencia se amplía cuando se analiza la violencia ejercida por personas conocidas: los inmigrantes tuvieron un 64 % menos de probabilidades de sufrir ataques de familiares, de parejas o conocidos.
Incluso en delitos sensibles como la violencia de pareja o familiar, la brecha es clara: las tasas de victimización fueron un 65 % más bajas entre inmigrantes que entre estadounidenses nativos. Estas cifras reflejan un patrón permanente y es que los inmigrantes, en promedio, experimentan menos violencia en su vida cotidiana.
El estudio analiza que, al cometer menos delitos violentos, los inmigrantes reducen la tasa de victimización por violencia en Estados Unidos.
Es importante tener claro que la población de Estados Unidos en 2025 se estimaba en unos 337 millones de habitantes y para 2023, según la última Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense (ACS) de la Oficina del Censo de EE. UU., 47,8 millones eran inmigrantes residiendo en el país. (https://www.migrationpolicy.org/article/frequently-requested-statistics-immigrants-and-immigration-united-states)
Tasa de victimización violenta en Estados Unidos
Las cifras muestran que, entre 2017 y 2023, los inmigrantes tuvieron una tasa de victimización violenta de aproximadamente 12 por cada 1.000 personas, mientras que para los nacidos en Estados Unidos la tasa promedio fue de 22, aproximadamente el doble que los inmigrantes. Al mismo tiempo, los inmigrantes tuvieron un 44,5 % menos de probabilidad de ser víctimas de delitos violentos que la población nacida en Estados Unidos. En ciudades con poblaciones superiores a 100.000 habitantes, la diferencia fue del 47 %. Incluso entre las personas menores de 35 años, la diferencia se reduce a un 39 %.
Menos delincuentes, menos víctimas
Según este mismo estudio, los inmigrantes cometen menos delitos violentos que los nacidos en EE. UU. y como los agresores suelen estar en el mismo círculo social de sus víctimas, es decir, vecinos, amigos, familiares o compañeros de trabajo, una menor tasa de delincuencia en comunidades inmigrantes se traduce directamente en menores tasas de victimización.
La Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense (ACS) de la Oficina del Censo muestra que un promedio de solo el 0,5 % de los inmigrantes y el 0,7 % de los no ciudadanos estuvieron encarcelados, en comparación con el 1,4 % de la población nacida en Estados Unidos.
La información nos muestra también que los inmigrantes y los no ciudadanos tenían, respectivamente, un 64 % y un 49 % menos de probabilidades de ser encarcelados en EE. UU. que los nacidos en el país. Estas brechas se ven casi idénticas en la tasa de victimización para personas previamente conocidas por la víctima (63,5 % y 49,1 %). Por ello se puede concluir que los inmigrantes tienen menos probabilidades de ser víctimas de delitos y terminar en prisión por cometerlos.
La presencia de inmigrantes contribuye a la disminución de niveles de violencia
Analizando los resultados por tipo de delito encontramos que la victimización de inmigrantes es baja porque la delincuencia inmigrante también lo es. El estudio muestra que los inmigrantes tenían menos probabilidades que los nacidos en Estados Unidos de ser víctimas de todos los tipos de delitos violentos: 44 % en agresiones con agravantes, 60 % en delitos sexuales violentos, 6 % en robos, 49 % en agresiones simples y 48 % en amenazas verbales.
Eso quiere decir que la presencia de inmigrantes ayuda a bajar los niveles de violencia en Estados Unidos, reduciendo la cantidad de personas que terminan siendo víctimas de distintos delitos.
Probabilidades de ser víctimas de delitos violentos por cada 1000 residentes (2017-2023) | |||
---|---|---|---|
Tipo de delito violento | Todos los inmigrantes | Nacidos en EE. UU. | Diferencia porcentual |
Agresión agravada | 2.31 (±0.43) | 4.10 (±0.33) | -43.5% |
Robos | 1.97 (±0.42) | 2.10 (±0.23) | -6% |
Delitos sexuales | 0.73 (±0.2) | 1.83 (±0.18) | -60.4% |
Agresión simple | 3.56 (±0.61) | 6.92 (±0.51) | -48.5% |
Amenazas | 3.64 (±0.54) | 7.04 (±0.45) | -48.4% |
Tamaño de la muestra | 202,072 | 1,437,400 | – |
Una comunidad más colaboradora
El estudio también muestra que los inmigrantes no se aíslan frente al crimen. Al contrario, en los últimos 6 años, los inmigrantes denunciaron delitos violentos a la policía el 49 % de las veces, en comparación con el 42 % de los nacidos en Estados Unidos. La brecha en la denuncia es similar entre los menores de 35 años; mientras que los nacidos en EE. UU. denunciaron un 36%, todos los inmigrantes lo hicieron el 43% de las veces. (https://www.cato.org/policy-analysis/immigrants-cut-victimization-rates-boost-crime-reporting#immigrant-victimization-rates)
Durante ese periodo, los inmigrantes colaboraron con la policía en 5,1 millones de delitos. Esta cooperación de las víctimas con la policía resultó en casi medio millón de arrestos de delincuentes y cerca de 300.000 arrestos de delincuentes violentos.
Los datos desmontan en parte la narrativa de que la inmigración amenaza la seguridad pública. Por el contrario, los datos sugieren que los inmigrantes reducen la probabilidad de victimización por delitos violentos en EE. UU. y refuerzan la confianza entre la ciudadanía y la policía.
Pero esta no es la única investigación que respalda esta teoría, múltiples estudios coinciden en que tanto los inmigrantes legales como los indocumentados cometen menos delitos en comparación con los ciudadanos nacidos en Estados Unidos.
Esta tendencia se observa incluso en una investigación publicada en marzo de 2024 por la Universidad de Northwestern, basada en datos del Censo desde 1870, que concluye que los inmigrantes han tenido consistentemente tasas más bajas de encarcelamiento que los nacidos en EE. UU. En la actualidad, los inmigrantes son 60 % menos propensos a ser encarcelados que los ciudadanos nativos, y 30 % menos proclives en comparación con los blancos estadounidenses. (https://news.northwestern.edu/stories/2024/03/immigrants-are-significantly-less-likely-to-commit-crimes-than-the-us-born)
El estudio revela además que, durante un período de 150 años, los inmigrantes nunca han sido encarcelados a un ritmo mayor que los nacidos en Estados Unidos. Las diferencias en el encarcelamiento se han acentuado a partir de 1960, con oleadas recientes de inmigrantes con una probabilidad entre un 50 % y un 60 % menor de ser encarcelados que los hombres nacidos en Estados Unidos.
¿Qué dicen otros institutos y centros de investigación?
El American Immigration Council encontró que entre 1980 y 2022 al incrementar la proporción de inmigrantes (6.2 → 13.9 %), la tasa de crimen total cayó un 60.4 %, la tasa de crímenes violentos bajó 34.5 % y los delitos contra la propiedad, 63.3 %.
Según el estudio, en 1980 los inmigrantes representaban el 6,2 % de la población estadounidense, y la tasa total de delincuencia era de 5.900 delitos por cada 100.000 habitantes. En los últimos años, el número de inmigrantes se duplicó, alcanzando el 13,9 %, sin embargo, la tasa total de delincuencia se redujo un 60,4 %, hasta los 2.335 delitos por cada 100.000 habitantes.
Hay que anotar que las tasas totales de delincuencia tienen en cuenta delitos violentos como los asesinatos y el homicidio involuntario, violación, robo y agresión con agravantes; delitos contra la propiedad, es decir, robo con allanamiento de morada, hurto y robo de vehículos. (https://www.americanimmigrationcouncil.org/wp-content/uploads/2025/01/debunking_the_myth_of_immigrants_and_crime.pdf)
Adicionalmente, hasta 2024 se habían publicado diecinueve informes de investigación que examinan la relación entre los inmigrantes y la delincuencia, y todos llegaron a una de dos conclusiones: que la proporción de inmigrantes en una zona parecía no tener ningún efecto en la tasa de delitos violentos o contra la propiedad en esa zona; o que un mayor número de inmigrantes se asociaba con menores tasas de delitos violentos y contra la propiedad. En otras palabras, lo que esto traduce es que cuando la inmigración aumenta, la delincuencia se mantiene o disminuye.
Por su parte, el Inmigration Policy también detalla en otro estudio que, en 2020, los inmigrantes tenían un 60 % menos de probabilidades de ser encarcelados que los nacidos en EE. UU., según cifras de la Oficina Nacional de Investigación Económica, esto a pesar de que un estudio del Departamento de Justicia de 2021 señalaba que los procesamientos de inmigrantes habían aumentado entre 1990 y 2018, pero casi el 90 % se habían dado por violaciones de las leyes migratorias.
Este estudio también concluye que “si bien estar presente en Estados Unidos sin autorización constituye una infracción administrativa (castigable con la deportación), los inmigrantes no autorizados tienen menos probabilidades de cometer delitos menores y graves que la población nacida en Estados Unidos y otros grupos de inmigrantes”. (https://www.migrationpolicy.org/sites/default/files/publications/mpi-explainer-immigration-crime-2024_final.pdf)
Además, este análisis también arrojó que los indocumentados tuvieron las tasas más bajas de arrestos por delitos graves. Por su parte los ciudadanos estadounidenses fueron 2 veces más propensos a ser arrestados por crímenes violentos, 2,5 veces más por delitos de drogas y más de 4 veces por crímenes contra la propiedad en comparación con los indocumentados. (https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2014704117?utm_source)
Al final, los números muestran más que estadísticas: son vidas en pausa, familias separadas y comunidades fragmentadas. A propósito de este tema, con corte al 7 de septiembre de 2025, según TRAC Immigration, ICE mantenía detenidas a 58.766 personas, de las cuales 41.589 (70,8%) no tenían antecedentes penales. Incluso, entre quienes sí registraban condenas, muchos casos correspondían apenas a infracciones menores de tránsito.
No es gratuito entonces que miles de inmigrantes sean liberados o ubicados en programas de Alternativas a la Detención (ATD), pues muchos no representan un riesgo real. De hecho, bajo la administración actual, los números casi que se duplican frente al primer año de Biden: entre 182 y 185 mil personas bajo ATD en solo seis meses, frente a los 88 mil a 107 mil del periodo anterior.
La paradoja es evidente: mientras se alimenta la narrativa del inmigrante como amenaza, la realidad confirma que la mayoría no representa ningún peligro. La pregunta que queda abierta es si ¿se seguirán alimentando estigmas y prácticas de exclusión, o más bien se reconocerá a los inmigrantes como una fuerza vital que sostiene, aporta y enriquece a la sociedad.