
Han pasado apenas tres meses desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca y no solo ha intensificado su ofensiva contra la migración indocumentada, sino que ahora parece estar enfocándose también en quienes llegaron a Estados Unidos para cumplir el sueño de estudiar en prestigiosas universidades. Lo que antes era considerado un estatus migratorio seguro para estudiantes hoy ya no ofrece garantías.
Según reportes de diversas universidades, entre el 20 de enero y el 16 de abril de 2025, el gobierno federal revocó el estatus migratorio de más de 1.500 estudiantes internacionales y recién graduados en más de 130 instituciones educativas, incluyendo algunas de las más reconocidas del país. Esta situación dejó a cientos de estudiantes extranjeros en riesgo de deportación y a las universidades sin explicaciones claras sobre los motivos.
Sin embargo, el 25 de abril la administración Trump dio marcha atrás y decidió mantener vigentes las visas estudiantiles que había cancelado de forma repentina. La Casa Blanca explicó que la medida entrará en pausa mientras ICE establece nuevas reglas para regular estas visas.
¿Qué tipos de visa existen para estudiantes en EE. UU.?
Estados Unidos ofrece principalmente tres tipos de visa para estudiantes internacionales:
- Visa F-1: La más común, para estudiantes de instituciones académicas (preparatorias, universidades y programas de inglés)
- Visa M-1: Para programas vocacionales o técnicos.
- Visa J-1: Para programas de intercambio cultural.
Para poder aceptar estudiantes con estas visas, las instituciones educativas deben estar certificadas por el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio, (SEVP por sus siglas en inglés), que forma parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés).
Pero ¿qué estuvo detrás de esta oleada de revocaciones? ¿Se trató de un ajuste en las políticas migratorias o de una nueva forma de restringir la migración legal bajo el discurso de seguridad nacional?
Universidades afectadas: desde Harvard hasta Stanford
Un informe de Inside Higher reveló que al menos 130 instituciones, tanto públicas como privadas, registraron modificaciones sin justificación en el estatus migratorio de sus alumnos.
Entre ellas se destacan la Universidad de Texas, Universidad de Florida, Universidad de Oregon, la Universidad de Colorado, Harvard, Yale, Columbia, Stanford y Dartmouth College, entre muchas otras.
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Estudiantes demandan al gobierno
Por todo este panorama de incertidumbre, un grupo de 133 estudiantes afectados, procedentes de países como India, China, Colombia, México y Japón, presentó una demanda en el Tribunal de Distrito de EE. UU. en Atlanta contra tres altos funcionarios: la secretaria de Justicia, Pam Bondi; la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem; y el director interino de Inmigración y Control de Aduanas, Todd Lyons.
Los demandantes afirmaron que el Gobierno no ha justificado la cancelación de sus visas ni su estatus en el Sistema de Información de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVIS, por sus siglas en inglés), clave para permanecer legalmente en el país.
La acción judicial busca que se dé marcha atrás a las revocaciones y se exija al Gobierno que justifique los motivos por los que se revocaron estas visas o estatus. Mientras, los afectados enfrentan un futuro incierto: algunos ya recibieron órdenes de salida del país.
El gobierno Trump no han ofrecido una explicación, pero estas cancelaciones podrían estar vinculadas a la política de «tolerancia cero» de Trump. Aunque muchos estudiantes cumplían todos los requisitos; el gobierno ha decidió revocar sus visas o estatus de estudiantes, decisión que reversó pocos días después.
Más acciones contra el mundo universitario
A esta oleada de cancelaciones, se suma que el gobierno de Trump quiere que las universidades de EE. UU. sean más transparentes sobre el dinero que reciben de otros países. Por cuenta de una orden ejecutiva emitida el 23 de abril tendrán que informar con detalle cuánto dinero les llega, de dónde viene y para qué se usa. Si no lo hacen, podrían perder fondos del gobierno.
La medida apunta especialmente a países como China, Rusia, Arabia Saudita y Qatar, considerados rivales de EE. UU. Según Trump, esto evitará que gobiernos extranjeros influyan en la educación.
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Estas medidas plantean un dilema: mientras el gobierno argumenta que protege la seguridad nacional, las consecuencias podrían ser contraproducentes ya que EE. UU. es considerado como un faro de educación global, y estas políticas no solo afectan a miles de estudiantes talentosos, sino que podrían debilitar la colaboración académica internacional y el prestigio de sus universidades.
El verdadero costo podría medirse no en visas canceladas, sino en oportunidades perdidas: estudiantes brillantes de diferentes zonas del mundo evitando considerar a Estados Unidos para sus estudios al verse en posible riesgo.